martes, 30 de abril de 2013

El cielo está cerca de Omar Lobos




El general se sentía como asfixiado dentro del cuarto que le habían destinado los dueños de la estancia. Eran muchos los problemas, los preparativos y... las esperanzas que tenía. Por eso abandonó sus papeles y sus mapas sobre el escritorio y decidió salir a tomar un poco de fresco.
Respondió apenas con la cabeza cuando los soldados de guardia apostados en el corredor se cuadraron ante él, y así pensativo se alejó por el patio. El senderito estaba bordeado por retamos en flor, cuyo color amarillo parecía refulgir con luz propia, pero el general no les prestó atención.
Estaba por emprender una gran campaña con su ejército para liberar a su patria, y eso era lo que lo tenía tan apesadumbrado.
Ya hacía rato que la noche había tendido su oscurísimo manto sobre la Sierra del Tontal. Alrededor de un fogón, algunos hombres conversaban y se escuchaba una guitarra, y allá en los corrales de la estancia El Leoncito dormían ya las caballadas. Más lejos, al oeste, podía sentirse la presencia tremenda del murallón de los Andes